ange i. hacia, hasta.
A por lágrimas va un ángel, como quien recoge moras. Y ante los ojos de Dios sube la montaña, para encauzar su llanto bajo la copa de un chopo. Sin alas a sus espaldas y con cayos en los pies, Ange se apresura. Pues contra todo pronóstico las nubes se han adelantado a sus ojos, y en vez de sus mejillas, son los prados los que cultivan lagrimas.
De su padre fueron aquellas tierras, de su abuelo también. Ella juró recórrelas eternamente, para labrar su apellido. Pero desde que Fernando las pisó, duda poder cumplir aquella promesa. En sueños se aparece, dice "hola", y entre sábanas lo busca, dice "adiós". Marchó hace meses hacia tierras lejanas equipado de pretextos y presagios. Y dejó de ser vecino para convertirse en camino ¿Hasta donde llega? sabe dios...
"Para encontrarme, Para encontrarle... Por aquí, Por allá..."
Según él, volverá para el siguiente eclipse lunar. Pero claro, a saber cuando es eso... Sin pretextos y presagios, una no puede esperar. Y Ange nació ligera y mansa.
Sobre las sombras tintineantes de los alborotados chopos, ella se sienta y es vigía; rezando porque la luna se oculte tras la tierra. Durante semanas escribe una carta, y mediante sus poderes telepáticos, se la hace llegar a Fernando.